El ser humano tiene la tendencia por falta de aprendizaje de la vida a buscar deseos excesivos que es lo que nos lleva a vivir en ansiedad y pobreza, pero ya comprendiendo y balanceando este comportamiento podemos organizar nuestro desorden mental y no seguir sometiéndonos a acumular más información.

Le damos mucha importancia y apego a los juicios de valor, como el bien y el mal, el respeto y el desprecio. Dios, el universo infinito, como el Tao nos pide que vivamos una vida libre de lucha, y no se refiere solamente al apego material, sino también a todas las cosas que no nos permiten estar presentes, aquí, ahora en el momento.

Esto nos lleva a una gran reflexión, que estamos aquí en estos maravillosos cuerpos, pero también es muy importante que seamos conscientes en el momento de nuestra poderosa mente, para poder lograr un estado de aprecio íntimo con nuestro yo personal, en el ahora sin anhelos o afanes.

No podemos estar pensando en lo que pasó o lo que puede venir en un futuro porque nos descuidamos muy fácilmente del ahora.

Nuestro creador quiere que estemos tan presentes para poder disfrutar cada instante, y entregarnos a su poder superior, en lugar de seguir viviendo una vida con las mismas costumbres y en vez dejar que su grandiosa fuente creadora y nutritiva nos lleve a donde quiera, sin anhelos disfrutando cada precioso momento.

Es aquí en esta entrega total a la divinidad, que nos permite no temerle a lo que llamamos la muerte, porque aquí ya hemos comprendido que la luz infinita brilla eternamente en todas partes de la creación, como siempre lo ha hecho con nuestra humanidad, proporcionándonos con todo lo necesario.