Dios, el universo infinito, como el Tao, nos enseña a lo largo de la vida a regresar a la era superior del pasado, donde los sabios por medio de sus conocimientos, y llamados de vida, como los rayos brillantes del sol eterno, nos compartieron sus sabidurías.

La sabiduría, no es lo mismo que el conocimiento. Es muy fácil familiarizarnos con hechos, verdades o principios, pero si no somos conscientes de poner en práctica y aplicar esta información en nuestra vida cotidiana, es todo lo contrario de un sabio.

En este verso principalmente estamos hablando de la sabiduría espiritual, porque tampoco se trata de saber lo que es bueno para uno, sino de aplicar ese mismo conocimiento todos los días, porque así nos damos cuenta verdaderamente que estamos despertando nuestra propia sabiduría espiritual.

Podemos reflexionar y observar en nuestra humanidad, a medida que ha pasado el tiempo, nos hemos desviado de la vida espiritual y la misma vida se ha vuelto más confusa. Nuestro creador quiere que regresemos a ese mundo antiguo, a ese tiempo de conexión con nuestro entorno porque somos iluminación espiritual, el árbol de la vida, manifestando consciencia y es donde nos lleva a encontrar nuestra trinidad humana, mente, cuerpo y espíritu.

Esto no es algo mágico que les llega a unos y a otros no, si realmente queremos ser sabios, y aceptamos este aspecto de lo que realmente es, podemos vivir la vida en un estado de abundancia y salud incondicional, esto es verdaderamente saber conocimiento y aplicarlo a nuestro mundo, es sabiduría espiritual.